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julio 06, 2015
Tasas de interés... ¿a dónde van y qué debe hacer usted?
El entorno actual de las tasas de interés permanece en, o cerca de, los niveles bajos de la historia. Aunque últimamente ha habido cierto movimiento, las tasas de interés han permanecido extraordinariamente bajas desde la llegada de la Gran recesión en 2008. Hay muchas razones, económicas y de otro tipo, para este fenómeno y los expertos siguen postulando cuándo van a aumentar las tasas.
¿Serán las cifras bajas de desempleo, la tasa alta de inflación, el crecimiento sostenido del PIB o el mercado de vivienda el factor desencadenante? Y no nos olvidemos de Grecia y la agitación económica en Europa.
Sin embargo, hay algunas cuestiones que sabemos con certeza. Primero: tarde o temprano las tasas de interés van a aumentar y la ventaja es mucho mayor que la desventaja. Segundo: como lo señala un artículo reciente del Wall Street Journal, el entorno de tasas bajas de interés no ha provisto el estímulo económico ni la inversión en capital significativos que se esperaban. Tercero: las ventas de viviendas nuevas permanecen inestables a pesar de las tasas bajas. Cuarto: un aumento en las tasas hecho por el gobierno federal con la mayor seguridad tendrá un impacto negativo en una economía endeble.
Vale la pena aquí una perspectiva histórica sobre las tasas de interés dada la amplia oscilación en las tasas en los últimos 35 años. Pocos recuerdan la desreglamentación bancaria a finales de los setenta y principios de los ochenta, que causó que las tasas de interés se elevaran al máximo a medida que los bancos luchaban por conseguir depósitos con altas tasas de interés; en ese entonces fue que se inventaron las cuentas del mercado de dinero. Durante ese tiempo, la economía de los EE. UU. era una confusión, con la tasa de interés preferencial llegando al 20 %. Créanlo o no, se seguían haciendo negocios, las compañías seguían creciendo y la Reserva Federal a propósito fijó esas tasas tan altas en un intento por estabilizar la economía. Las tasas para hipotecas residenciales también alcanzaban los dos dígitos. De hecho, la tasa de mi primera hipoteca fue 15 %.
Hasta hace como diez años, las condiciones del mercado sí se correlacionaban con las tasas de interés: La tasa preferencial tendía a ser 300 puntos base más alta que la tasa interbancaria de oferta de Londres (LIBOR), las tasas a corto plazo eran más bajas que las de largo plazo y la curva de rendimiento tenía una pendiente ascendente. Hasta ahora. Y nadie puede explicar bien lo que significa “la nueva normal”.
Los bancos quedaron atrapados en un dilema durante el período de la volatilidad de la tasa de interés, debiendo ofrecer a los clientes tasas fijas a largo plazo, pero estaban reacios a manejar el riesgo. Ese riesgo se volvió mayor a medida que las tasas disminuyeron, los prestatarios se refinanciaban y los activos se trasladaban a los competidores. Para proteger sus intereses, los bancos introdujeron las “penalizaciones por pago anticipado”, las “cláusulas de resarcimiento íntegro” y finalmente, pero no por eso lo menos importante, los “cargos por reversión de transacciones SWAP”.
Así que ¿por qué la lección de esta historia es relevante? ¿Qué significa para usted? El manejo proactivo del riesgo de la tasa de interés es crítico para el funcionamiento de su negocio, independientemente de la industria donde se maneje. He aquí lo que debe saber.
Las tasas flotantes tienden a ser más bajas, por lo menos en el corto plazo, y el principal se amortiza más rápidamente, con lo que se reduce el gasto en intereses. Los préstamos de tasa fija tienen pagos mensuales más bajos, lo que mejora el flujo de caja y la liquidez. Las tasas flotantes son atractivas, siempre que la tasa preferencial y la LIBOR sean bajas, pero un aumento en esos índices afectará negativamente sus resultados. Las tasas de largo plazo son igualmente atractivas, pero considere si va a conservar el activo durante el plazo del préstamo.
La trayectoria incierta de las tasas de interés dificulta decidirse por la estrategia más prudente. Sea que se trate de una tasa de interés fija o flotante, o un préstamo de corto o largo plazo, hay un riesgo inherente que necesita considerarse cuidadosamente.
Pero anímese. Cubrir su riesgo de la tasa de interés es bastante manejable, si toma un enfoque con visión a futuro y su banco le da flexibilidad. Por ejemplo, con tasas de interés de corto plazo tan bajas, tiene sentido tener un préstamo con tasa de interés flotante. Sin embargo, para cubrir el riesgo de un entorno de tasas de interés al alza, estructure su préstamo con una característica de conversión a tasa fija durante su plazo. Las tasas fijas de largo plazo también son bajas, así que si tiene un compromiso significativo con una inversión de largo plazo, una tasa fija es prudente, ya que las tasas dan mucho más espacio como ventaja que como desventaja. Por último, también puede estructurar su deuda para dividirla entre tasas fijas y flotantes para cubrir el riesgo en ambos lados.
Estas son apenas unas opciones a su disposición para manejar el riesgo de la tasa de interés, que no se debe tomar a la ligera. Como lo mencioné, las tasas pueden elevarse fácilmente a dos dígitos y no fue hace mucho que estuvieron así. Considere los efectos de un entorno con tasas de interés más altas sobre las finanzas de su compañía y trabajen juntos con su banco para manejar el riesgo.
Los bancos grandes y pequeños, indistintamente, tienen las herramientas para ayudarlo, y usted debe mantener un diálogo activo y abierto con el representante de su banco en relación con el impacto sobre su compañía. Después de todo, manejar el riesgo de la tasa de interés redunda ciertamente en su mejor beneficio.
Wm. J. Ruckert, III es vicepresidente sénior de Préstamos del mercado intermedio de Provident Bank. Desde la oficina de Provident en Iselin, Ruckert supervisa el financiamiento comercial de empresas con ventas de $15 millones o más. Se graduó de administrador de empresas de Loyola College en Maryland.